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Vestidos y trajes, bienvenidos a la suite de abogados.

  • Yeirimit Gutiérrez
  • 2 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 6 dic 2018


Me he puesto mi mejor traje de etiqueta para incorporarme al bufete de abogados Pearson-Hardman, en la serie Suits. Quiero aclarar que no es la típica serie de abogados que se sumergen en casos diferentes de homicidio, sangre, violaciones con música de suicidio de trasfondo, no, esto es otra cosa.


Para empezar cuando ves de cabecera y líder del bufete a una glamorosa e imponente abogada llamada Jessica Pearson y su mano derecha Harvey Specter con aire de soberbio e insensible, sabes que en tus próximos días disfrutarás de ellos enseñando un poco como se manejan las leyes, sin embargo, todo da un giro inesperado el día que deciden contratar a un nuevo abogado, y aparece Mike Ross.


De primeras luce como un chico humilde con traje de segunda mano, deportivas y en bicicleta, (tú me dirás si eso no es tener estilo), también demuestra tener memoria fotográfica, dialecto magistral y conocimientos jurídicos, ¡el candidato perfecto! el hecho es que Mike, se presenta a la entrevista sin un título que avale que es abogado ya que nunca terminó su carrera de leyes, mejor dicho, fue expulsado por ganarse un dinerillo haciéndoles los exámenes de acceso a la facultad de derecho a otros estudiantes menos listos, aun así, logra conquistar el corazón del Sr. Specter y ambos deciden guardar el secreto y jugársela como el dúo dinámico frente al estrado.



La lucha de poderes está dentro y fuera de las oficinas, ya que Harvey no está acostumbrado a ser un abogado de defensa sino de negocios, ya podrás imaginar la capacidad de convencimiento que tiene este personaje para lograr hacer las cosas como él las quiere y cuando las quiere. Detrás, y para su desgracia, le sigue su amigo-enemigo Louis Litt, que no sabes si quererlo u odiarlo, pero a medida que lo conoces solo piensas que ya hay suficientes personas que lo desprecian como para que también lo odiemos nosotros, así que lo comprendí.


Louis es un buen abogado en finanzas, tiene un ritual en baños de barro, le gusta el ballet y es el padre de los asociados, puede que te hace haga reír de vez en cuando solo por la cara que tiene, pero en su empeño de querer ser como Harvey, o superarlo, también querrás en algunas ocasiones cortarle el cuello.


Hay una secretaria, que es como la combinación de la Liga de la justicia y Los Vengadores en el cuerpo de una mujer llamada Donna, en serio, lo sabe todo, lo controla todo, lo anticipa todo, es una súper secretaria bajada del Olimpo que se la juega siempre para salvarle la vida mortal de Harvey (y hay física y química prohibida entre ellos). 


No podía faltar la historia de amor entre el listo de Mike Ross y la auxiliar superdotada Rachel Zane, que para mí no terminó de coger fuerzas porque te acostumbras a verlos ya como una pareja con asuntos legales-personales por resolver.


El drama tiene sus altas y bajas con diálogos rápidos llenos de sarcasmos, que ocasionaba que a veces me perdiera un poco, los casos no suelen resolverse en un solo episodio sino que se extienden en varios capítulos e incluso temporadas permitiendo la entrada a personajes secundarios. Lo que si verás, Y MUCHO, es la elegancia de los majestuosos, impecables y bien planchados vestuarios; (me gustaba esta parte he de confesar) además, la trama se centra más en la lucha interna de poder y de mantener el bufete a flote como uno de los más importantes de Nueva York, no es de esas series que te cambian la vida,  pero sí de las que te puede entretener por 8 temporadas.


 
 
 

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