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Conjuros, demonios y Sabrina.

  • Yeirimit Gutiérrez
  • 22 dic 2018
  • 2 Min. de lectura

Yo era gran "fan" de Sabrina, cosas de brujas, por lo que estaba entusiasmada por esta nueva adaptación de la adolescente que lucha por encontrar el equilibrio entre su vida mortal y su vida llena de conjuros. Me sorprendió que la serie fuese mucho más oscura y llena de terror de lo que esperaba, con hechizos realmente escalofriantes y muchas escenas que te remueven un poco el estómago (o no sé si yo soy muy sensible a todo lo que tenga que ver con el terror y misterio).


Sabrina Spellman está por cumplir 16 años y se enfrenta a la decisión de seguir siendo humana, o entregar su alma al mismísimo Satán con solo firmar el libro de la iglesia del señor oscuro. Sus tías Hilda y Zelda la han criado para que al cumplir la mayoría edad esté preparada para asumir los grandes poderes de la oscuridad y convertirse en una bruja poderosa, pero ella no quiere perder su lado mortal rompiendo así las normas que la obligan a escoger entre una vida u otra. Debo mencionar que el toque de humor lo da la tía Hilda, el solo verla ya es graciosa, aparte que siempre discute con su hermana porque son dos polos opuestos, pero a la vez se aman y protegen, es divertido.


El personaje de Sabrina se caracteriza por cuestionarse casi todo y con ello tomar decisiones acertadas y no tan acertadas, la verdad es que pone a prueba el gran poder de la iglesia de la noche sobre ella al no poder convencerla de primeras que otorgue su alma al demonio.



Harvey Kinkle es el que hace suspirar y mantener a Sabrina con un pie en el mundo de los mortales, pero no conoce la verdad de su familia ni porque el día de su cumpleaños es tan importante y tradicional, junto a él están sus amigas Rosalind Walker y Susie Putman que tampoco saben que es una bruja y que muchas de las ayudas que reciben es gracias a sus hechizos.


Por supuesto que no me he olvidado de un personaje importante y que estaba esperando que apareciera, ¡SALEM! que sigue siendo un gato negro pero esta vez ¡NO HABLA!, me sentí triste al momento pero luego no era tan importante porque ella le seguía entendiéndolo aunque nosotros no le escucháramos.


La trama va de lo raro a lo interesante, me gustó mucho como manejan los conjuros y las posesiones demoníacas, sin embargo los demonios parecen sacados de una película de los 90 de bajo presupuesto, no me convenció mucho, pero supongo que ese era el objetivo, simular un terror lleno de excentricidades con un poco pero muy poco de comedia negra. Es entretenida, te presenta subtramas interesantes de otros personajes y te intriga el hecho de no saber si Sabrina entregará su alma al diablo o no. Es verdad que tampoco es la mejor serie de terror que he visto pero como iba con otras expectativas me ha sorprendido, aún así aquellos que les atrae la ficción en su máximo esplendor seguramente les va a gustar, además ya está confirmada la segunda temporada por lo que Netflix apuesta por la bruja adolescente.




 
 
 

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